30/09//09
Rebanadas de Realidad - FPSDS, Ciudad de Guatemala, 25/09/09.- El Frente Popular rechaza categóricamente las acciones represivas de la dictadura oligárquica y militar encabezada por Roberto Micheletti contra el valiente y digno pueblo hondureño, las cuales han sido agudizadas a raíz del regreso del Presidente Constitucional de la República de Honduras, Señor José Manuel Zelaya Rosales.
Toques de queda, uso prepotente de la fuerza de las armas convencionales y otras de "última generación" denunciadas por el periodista independiente Francisco Romero de El Salvador desde Suecia; asesinatos selectivos de líderes sindicales y populares, encarcelamiento indiscriminado, tortura, violación a compañeras, amenaza y coacción en contra de un pueblo que, tomando como bandera de lucha su Constitución Política, ha resuelto hacer respetar su decisión soberana tomada en las urnas de lo cual se desprende su lucha por restituir el orden constitucional y a su Presidente legítimo Manuel Zelaya.
Ante ese mar de dignidad que ha desembocado en el contundente rechazo popular y de la comunidad internacional al gobierno golpista de Micheletti, las medidas desesperadas de éste y su camarilla no han podido ser más que estúpidas y violentas las cuales urgen de acciones igualmente categóricas del mismo pueblo y de las naciones del mundo.
¡No puede seguir la carnicería y la flagrante violación de los más elementales derechos de los ciudadanos hondureños, ni mucho menos permitir que Honduras siga siendo el campo de experimentación del Imperio y sus lacayos para futuras agresiones a la democracia, ni su pueblo, utilizado como conejillo de indias para prueba de armas "secretas" con vistas a los conflictos que el Imperio y sus lacayos pretenden levantar contra los pueblos que han optado por un futuro soberano e independiente del yugo imperialista!
Es impostergable que la comunidad internacional digna, bajo los parámetros contemplados en los acuerdos aprobados en Naciones Unidas, evalúe el uso de la fuerza para defender al pueblo desarmado de Honduras de las atrocidades de su propio ejército que se ha convertido en un ejército de ocupación y ha quebrantado todos los derechos en contra de éste, incluyendo su impúdico asesinato. Capturar a los golpistas, civiles y militares, y someterlos a los fueros de la ley para que se les juzgue por crímenes de lesa humanidad.
Dentro de lo mismo, rechazamos la represión de los golpistas en contra de medios independientes como Radio Globo, Radio Progreso, Canal 36, a quienes con amenazas y allanamientos militares han estado tratando de acallar, al igual que a otros espacios objetivos y promotores de la información veraz y de periodismo digno, que han estado resistiendo ante el terrorismo mediático de la dictadura apoyado por las grandes empresas de televisión, radio y prensa escrita de Honduras y las de propiedad de las oligarquías centro y latinoamericanas, con la vergonzosa, inmoral y asqueante complicidad de la empresarial Sociedad Interamericana de Prensa -SIP.
Tanto Estados Unidos, utilizando a Oscar Arias imponiéndolo como mediador; como el propio gobierno de facto y los candidatos y partidos políticos podridos del establishment hondureño, con la complicidad de gobiernos como el de Martinelli en Panamá y las oligarquías latinoamericanas, han estado apostando porque las elecciones ilegítimas y viciadas de Noviembre interpretadas ahora así por provenir del rompimiento constitucional y del derrocamiento de un genuino presidente, terminen de legitimar el golpe de Estado y dar un respiro al régimen oligárquico y pro-yanqui, con lo cual no solamente lograrían su objetivo de recuperar el poder perdido ante el empuje popular en Honduras, sino abrirían paso a viejos y caducos mecanismos, amparados en retorcimientos leguleyos, a sazón del golpe de Estado en Honduras que se repetirían contra gobiernos de amplia base popular legítimamente electos en Latinoamérica que, por lo mismo, se han opuesto abiertamente a los designios de Washington por ser estos diametralmente inversos a las necesidades y aspiraciones de sus pueblos. Una apuesta que en nuestro país ha sido apoyada por los partidos de ultra-derecha, reconocidos históricamente por ser los herederos y representantes de la rancia oligarquía y la burguesía más recalcitrante, en cuyas filas también nadan algunos militares de triste y sangrienta trayectoria entre la Institución armada, así como algunos "líderes espirituales" de oscura procedencia (Partido Patriota, FRG, Unionista, Viva, Gana y grupúsculos de tendencia conservadora Bancada Líder, Victoria) y, por supuesto, por el monopolio informativo de la prensa escrita, radial y televisiva a cuya cabeza está la SIP y por líderes políticos de corte oligárquico y de criollismo histórico como Álvaro Arzú Irigoyen, actual alcalde citadino de Guatemala que bien pueden funcionar, entre los planes golpistas, como arietes contra los gobiernos legítimos, como lo ha hecho abiertamente el alcalde de Caracas, Ledezma, contra el gobierno de Hugo Rafael Chávez Frías, y los prefectos separatistas contra Evo Morales.
El pueblo hondureño está ejerciendo su legítimo derecho a la resistencia pacífica y persigue la democratización del país. Entendemos que en ese esfuerzo, ahora no solo es importante la restitución de Manuel Zelaya, sino la instauración de una Asamblea Nacional Constituyente que le permita construir un país verdaderamente democrático y con justicia social.
Como expresión popular en Guatemala, reiteramos nuestro carácter internacionalista y hacemos nuestra la lucha del pueblo hondureño. Por eso condenamos el golpe de Estado y la dictadura y por eso llamamos a las y los guatemaltecos y sus organizaciones, a articularnos con espíritu morazanista e impulsar acciones conjuntas que contribuyan al derrocamiento de la dictadura usurpadora en Honduras lo más pronto posible para no prolongar más el sufrimiento de nuestras hermanas y hermanos de esa nación centroamericana.
El presente material se edita en Rebanadas por gentileza de Carlos Maldonado, Coordinador de Comunicación del FPsds.
Tanto Estados Unidos, utilizando a Oscar Arias imponiéndolo como mediador; como el propio gobierno de facto y los candidatos y partidos políticos podridos del establishment hondureño, con la complicidad de gobiernos como el de Martinelli en Panamá y las oligarquías latinoamericanas, han estado apostando porque las elecciones ilegítimas y viciadas de Noviembre interpretadas ahora así por provenir del rompimiento constitucional y del derrocamiento de un genuino presidente, terminen de legitimar el golpe de Estado y dar un respiro al régimen oligárquico y pro-yanqui, con lo cual no solamente lograrían su objetivo de recuperar el poder perdido ante el empuje popular en Honduras, sino abrirían paso a viejos y caducos mecanismos, amparados en retorcimientos leguleyos, a sazón del golpe de Estado en Honduras que se repetirían contra gobiernos de amplia base popular legítimamente electos en Latinoamérica que, por lo mismo, se han opuesto abiertamente a los designios de Washington por ser estos diametralmente inversos a las necesidades y aspiraciones de sus pueblos. Una apuesta que en nuestro país ha sido apoyada por los partidos de ultra-derecha, reconocidos históricamente por ser los herederos y representantes de la rancia oligarquía y la burguesía más recalcitrante, en cuyas filas también nadan algunos militares de triste y sangrienta trayectoria entre la Institución armada, así como algunos "líderes espirituales" de oscura procedencia (Partido Patriota, FRG, Unionista, Viva, Gana y grupúsculos de tendencia conservadora Bancada Líder, Victoria) y, por supuesto, por el monopolio informativo de la prensa escrita, radial y televisiva a cuya cabeza está la SIP y por líderes políticos de corte oligárquico y de criollismo histórico como Álvaro Arzú Irigoyen, actual alcalde citadino de Guatemala que bien pueden funcionar, entre los planes golpistas, como arietes contra los gobiernos legítimos, como lo ha hecho abiertamente el alcalde de Caracas, Ledezma, contra el gobierno de Hugo Rafael Chávez Frías, y los prefectos separatistas contra Evo Morales.
El pueblo hondureño está ejerciendo su legítimo derecho a la resistencia pacífica y persigue la democratización del país. Entendemos que en ese esfuerzo, ahora no solo es importante la restitución de Manuel Zelaya, sino la instauración de una Asamblea Nacional Constituyente que le permita construir un país verdaderamente democrático y con justicia social.
Como expresión popular en Guatemala, reiteramos nuestro carácter internacionalista y hacemos nuestra la lucha del pueblo hondureño. Por eso condenamos el golpe de Estado y la dictadura y por eso llamamos a las y los guatemaltecos y sus organizaciones, a articularnos con espíritu morazanista e impulsar acciones conjuntas que contribuyan al derrocamiento de la dictadura usurpadora en Honduras lo más pronto posible para no prolongar más el sufrimiento de nuestras hermanas y hermanos de esa nación centroamericana.
El presente material se edita en Rebanadas por gentileza de Carlos Maldonado, Coordinador de Comunicación del FPsds.
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