miércoles, 16 de septiembre de 2009

Editorial de diario El Tiempo - Honduras

Septiembre 16, 2009

Turno de candidatos

Tras el festejo del aniversario de la Independencia, que más pareció un pulso entre la resistencia nacional y el régimen de facto en que descolló la fortaleza popular, viene ahora el epílogo de la gestión mediadora del Acuerdo de San José, que consiste en el encuentro de los candidatos a la Presidencia de la República de Honduras con el presidente Oscar Arias.

Este encuentro, al que no sabemos si acudirán los candidatos presidenciales alineados con la resistencia nacional, César Ham (UD) y Carlos H. Reyes (Independiente), tendría lugar en Costa Rica en condiciones poco promisorias a la solución de la crisis política ante el ciego rechazo del gobierno de facto al Acuerdo de San José.

Hasta este momento, las últimas medidas aplicadas por Estados Unidos y la Unión Europea para inducir la solución final del conflicto, únicamente ha producido, por lo menos en forma visible, una nueva maniobra dilatoria del canciller de facto, Carlos López Contreras, cuyo absurdo consiste en solicitar “respetuosamente” pláticas con la secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton y con el senador Richard Lugar.

“Como ni ellos nos pueden convencer a nosotros ni nosotros hemos podido convencerlos a ellos —argumenta con simpleza López Contreras—me parece que el tema jurídico está agotado, (y) hay que recurrir a principios fundamentales más generales”.

Lo cierto es que, independientemente de que la solución de la crisis política ha de ser eminentemente política, la cuestión jurídica es fundamental. Por lo tanto, no se agota. Lo que sí se ha agotado es la capacidad de convencer con sofismas que el derrocamiento del presidente Zelaya Rosales fue legal —una “sucesión constitucional”—, cuando todo el mundo, basado en el Derecho constitucional hondureño y en el Derecho Internacional, lo califica como lo que realmente es: un golpe de Estado.

Los candidatos presidenciales identificados con ese golpe de Estado y con el régimen de facto resultante —de los partidos Nacional, Liberal, Democracia Cristiana y PINU— han dicho que a la reunión con el presidente Arias irán con una sola posición. “Hablaremos el mismo idioma”. El idioma del gobierno de facto, del canciller de facto López Contreras, por supuesto.

Esta posición viene a ser, en el fondo, la misma desde que empezó el juego del gobierno de facto con el Plan Arias: darle largas a las pláticas e impedir de esta manera el cumplimiento de las resoluciones de la OEA y de la ONU de restaurar el orden constitucional con el retorno del presidente Zelaya Rosales al mando de la República, y, acto seguido, validar o legitimar el proceso electoral de noviembre/09.

Entonces, cuando el gobierno de facto lanza la sonda de “recurrir a principios fundamentales más generales”, trata de introducir el anzuelo de la asamblea constituyente como mecanismo para solventar la crisis, tratando de salirle adelante al planteamiento de la resistencia nacional, pero dejando intacto el golpe de Estado, la “sucesión” espuria, y el proceso electoral desvirtuado por el régimen de facto.

Lo que no han podido entender o no quieren entender los promotores, perpetradores y sostenedores del golpe de Estado del 28 de junio, es que el Acuerdo de San José es un instrumento cuidadosamente elaborado para salvar la institucionalidad democrática hondureña, pero, en definitiva, para acabar por siempre con los golpes de Estado en nuestra América y en el mundo entero.

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