Nueva York — A pesar de las fuertes medidas que ha tomado el gobierno de facto para sacar al presidente derrocado Manuel Zelaya de la Embajada de Brasil en Tegucigalpa, ayer el presidente aseguró que no piensa dejarla y que tiene esperanza de llegar a un acuerdo pacífico en los próximos días.
En una entrevista exclusiva con EL DIARIO/LA PRENSA desde su encierro de nueve días en la embajada, Zelaya apuntó: “Tiene que haber una salida. No podemos vivir en una convulsión social”.
Sin embargo, Zelaya indicó que no piensa salir de la embajada para resolver la crisis, a pesar de que el gobierno de facto ha dado una semana al gobierno de Brasil para que decida si da asilo político a Zelaya o retira el estatus diplomático de la embajada.
“Debo de hacer todo el esfuerzo y someterme a todo el sacrificio que sea necesario con el fin de darle un ejemplo al mundo que los golpes de estado no se aceptan”, aseguró el presidente derrocado en una entrevista por teléfono.
Zelaya fue expulsado de Honduras el 28 de junio en un golpe militar. Cuando logró regresar al país el 21 de septiembre, en una operación clandestina después de varios intentos frustrados, se refugió con su familia en la embajada de Brasil.
Ayer, Zelaya reafirmó que no está considerando la posibilidad de salir de la embajada y asilarse en Brasil, la única opción que le ha ofrecido el gobierno de facto en lugar de su arresto.
Antes de que llegue la fecha en que el gobierno de facto dice que suspenderá el estatus diplomático de la embajada, dijo: “Nosotros pensamos que se va a arreglar el problema”.
Aunque sigue firme en su posición, el presidente admitió que se encuentra agotado por los ataques con gases tóxicos e intimidaciones de que son objeto los que se encuentran encerrados en la embajada.
“De salud estoy bien. Pero estoy asediado, atacado, desprovisto de comida, rodeado por militares. No nos dejan visitas, no nos permiten hacer el diálogo nacional que hemos convocado, y hay fuerte represión en contra de todos nosotros”, dijo. Cuatro días antes, las fuerzas militares regaron la embajada con gases lacrimógenos.
Ayer, buscando bloquear su comunicación con el mundo exterior, el gobierno de facto había saturado la embajada de ondas microondas que cortaban las llamadas. Zelaya logró hablar con EL DIARIO/LA PRENSA por un teléfono celular desde una habitación protegida de las microondas.
En la entrevista, el presidente derrocado defendió su decisión de regresar a Honduras, por la cual ha sido criticado por Estados Unidos, que cree que ha servido para elevar la tensión en Tegucigalpa, causando más enfrentamientos violentos entre manifestantes y militares, y por lo menos dos muertes.
“Eso lo dicen los que dieron el golpe de estado”, respondió el presidente derrocado. “Yo no uso armas. No uso violencia. Uso un discurso pacífico. Sí de resistencia. Sí de desobediencia civil frente a un golpe de estado”, agregó desde su encierro, en el que está acompañado por unas 70 personas, entre las que se encuentran familiares y seguidores.
Zelaya denunció las acciones del gobierno de facto, que suspendió cinco derechos constitucionales y cerró los dos único medios opositores esta semana, Radio Globo y Canal 36. Las instalaciones de éstos fueron tomadas por los militares el martes de madrugada, pero los dos medios siguen transmitiendo noticias por Internet.
Sobre estas acciones del gobierno golpista, Zelaya dijo: “Esto desnuda la cara verdadera de la dictadura que se ha instalado en Honduras”.
El presidente derrocado dijo que ha intentado dialogar con representantes de Micheletti, pero que sus emisarios le han presentado propuestas “absurdas”.
“Ellos proponen que haya otro golpe de estado y que se saque a Micheletti y que se ponga otro presidente externo, entonces eso no es aceptado por un demócrata como yo”, aseveró.
Preguntado por el Pacto de San José, y si el gobierno de facto ha mostrado interés en ratificarlo, dijo: “Por el momento no han manifestado interés, pero es un camino pacífico a la solución a la crisis”.
Zelaya aseveró que el gobierno que más ha estado ayudando es el de los Estados Unidos pero reiteró su oposición a una intervención estadounidense porque ello significaría una solución de la crisis por la fuerza.
A pesar de sentirse exhausto, el presidente derrocado se mostró esperanzado.
“Ellos no tienen otro remedio de encontrar un entendimiento porque nadie los acepta ni el pueblo ni la comunidad internacional, están solos en el mundo”, concluyó.
miércoles, 30 de septiembre de 2009
Exclusiva: Zelaya hará todo para quedarse
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