miércoles, 23 de septiembre de 2009

Comida escasea en refugio de Zelaya


También persistía en Zelaya y el centenar de seguidores que lo acompaña desde el lunes el temor a una incursión militar a la sede diplomática, aunque el régimen de facto prometió que no impartiría tal orden, así como las dificultades para conseguir útiles de aseo y un lugar para descansar.

“He recibido el respeto y la solidaridad de Brasil, pero me tienen rodeado, estoy como en una cárcel” , dijo Zelaya a la AFP .

Un fotógrafo hondureño relató que lo único que comió el martes fue una manzana y que casi no ha dormido, pero pese a la falta de comida y de sueño, el ánimo era bueno este miércoles entre los zelayistas, pues pensaban que su líder consiguió el efecto buscado al retornar subrepticiamente al país.

“Todo el mundo tiene los ojos en Honduras” , dijo a la AFP Mario Padilla, un agricultor del departamento de Olancho, la tierra de Zelaya, y miembro del Partido Liberal, la formación del mandatario depuesto y del gobernante de facto Roberto Micheletti.

“Aquí nadie duerme, por la tensión, por miedo a una invasión” por parte de las fuerzas militares, que mantienen sitiada desde el martes al amanecer la sede diplomática, expresó Padilla.
“No podemos bañarnos ni cambiarnos ropa” , dijo el agricultor de 52 años.

"Mel tampoco se ha cambiado ropa desde el lunes”, agregó Padilla, quien es candidato a diputado para las elecciones de noviembre por el Partido Liberal, que está dividido tras el golpe de Estado del 28 de junio.

El presidente derrocado, quien permanece con su esposa Xiomara Castro y su hijo menor José Manuel, ocupa una pequeña oficina de la legación, donde puede descansar en un sillón, pero sus seguidores deben hacerlo en el suelo, principalmente en el patio.

Zelaya admitió que ha provocado inconvenientes no previstos a los diplomáticos brasileños.

“Es que cuando yo llegué llegaron miles de personas (frente a la sede diplomática), por eso está todo alterado” , dijo.

Pocos huéspedes de la embajada han podido llamar a sus familias, en parte porque el régimen de facto colocó antenas bloqueadoras de las comunicaciones alrededor del edificio, según dijo Zelaya.
Otros no llaman por temor a que sus parientes sufran represalias.

“Si uno llama a la familia corre el riesgo de que le rastreen la llamada y lleguen ahí” los agentes de seguridad del régimen, dijo el escritor hondureño Milton Benítez a la AFP .

“Estamos con la misma ropa, sin poder bañarnos, sin tener pasta dental” , explicó Benítez, miembro de una agrupación socialista.

“Estamos en condiciones infrahumanas por las dificultades al tránsito de alimentos” desde el exterior hacia la embajada, expresó el escritor, de 32 años.

“Ahorita comimos un poco de pan con mantequilla, algunos no logramos, pero sí las mujeres pudieron comer” , agregó Benítez, quien también permanece en la embajada desde el lunes.

*ABC Digital (reproducido de)

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