Veintisiete horas soportando torturas e interrogatorios, encapuchado y sin probar alimento y agua estuvo el periodista César Omar Silva Rosales (39), al ser capturado por tres hombres fuertemente armados quienes, según el afectado, podrían pertenecer a aparatos de seguridad del Estado.
El comunicador social, quien está bajo la protección del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh), expresó a TIEMPO que los desconocidos le provocaron daños físicos y sicológicos por hacer trabajos afines al Frente Nacional de Resistencia Contra el Golpe de Estado.
El entrevistado indicó que desde que se produjo el Golpe de Estado el pasado 28 de junio, reportó como corresponsal de prensa a varios medios extranjeros todos los acontecimiento sobre la “represión policial y militar que sufrió la Resistencia” y como él estaba colaborando últimamente con material de video y fotográfico sobre la elaboración de un corto metraje sobre dichos acontecimientos, cree que es la razón para que lo hayan capturado y torturado.
LO CAPTURAN
Silva narró que el pasado lunes llegó a la capital a las 8: 30 de la mañana, procedente de Choluteca, en compañía de un chileno y un argentino, quienes trabajan en la producción del corto metraje, y a la altura del Centro Comercial Plaza Loarque, le dijo a los extranjeros que lo bajaran en ese lugar porque estos a esa misma hora tomarían un vuelo para su país.
El periodista agregó que abordó un taxi y cuando circulaban por el Anillo Periférico a la altura de la colonia La Cañada, un carro gris se le atravesó al ruletero de forma sorpresiva y dos hombres armados lo bajaron por la fuerza y a punta de golpes se lo llevaron en el automotor.
“Yo pensé que se trataba de un asalto, les dije que no nos mataran y que se llevaran mi computadora portátil, la cámara y el maletín, pero ellos dijeron, esa m…. no nos interesa, es a vos hijuep…. que te andamos buscando y me dieron el primer golpe y al taxista le dijeron que se perdiera, que no había visto nada, porque de lo contrario lo matarían”, recordó Silva, sin ocultar su preocupación.
El comunicador social, quien es originario de Guaymaca, Francisco Morazán, manifestó que cuando iban dentro del carro uno de los tres empistolados le colocó una capucha, que aunque no le afectaba la respiración no le permitía ver el panorama y por la posición en que lo llevaban, (agachado) cuando intentaba incorporarse por el cansancio recibía un fuerte codazo en la espalda que lo dejaba momentáneamente hasta sin respiración.
Silva expresó que después de recorrer por más de una hora por calles pavimentadas y de tierra lo llevaron hasta una covacha que no identificó y fue ahí que inició lo que calificó como “lo más duro” de su captura ya que entre golpes, insultos y amenazas a muerte fue sometido a más de 20 interrogatorios (cada hora).
El momento más duro de su captura, según Silva, fue cuando uno de los desconocidos lo tiró al suelo y le colocó una de las bases de una silla sobre su garganta y luego que el empistolado se sentó en la silla, “empecé a patalear porque casi no respiraba, y porque me metieron a la fuerza por la boca y la nariz una agua amarga; las preguntas eran las mismas, pero otro hombre le gritó que tuviera cuidado porque las órdenes no eran esas”.
“En ese lugar sufrí las horas más difíciles de mi vida, uno de los hombres con acento militar insistía en que le dijera quiénes eran mis contactos en el extranjero”, relató.
César Silva fue dejado abandonado en un solitario lugar entre las colonias El Chile y Cerro Grande de Comayagüela, donde comúnmente aparecen cadáveres con señales de torturas y ejecutados con disparos en la cabeza y en la nuca, y desde ese lugar caminó hasta el Cofadeh.
CITA
“Me preguntaban cuántos hombres estaban a mi cargo; cuántas células hay en el país, y que dónde estaban las armas que entraron de Nicaragua; mis respuestas fueron las mismas que no sabía nada de lo que preguntaban”: César Silva.
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