martes, 8 de diciembre de 2009

El golpe de las grandes familias

La clase alta de este país la compone una docena de familias, con negocios en varios sectores, incluyendo medios de comunicación * La campaña electoral ha costado 20 ó 25 millones de dólares a cada partido, y eso lo pagan los empresarios, que luego obtienen contratos del Gobierno * Y no sólo eso: también cuentan con el privilegio de escoger a los titulares de los ministerios claves Es casi imposible caminar por Honduras sin ver o tocar algo que no pertenezca a los Canahuati Larach, los Flores Facussé, los Andonie Fernández, los Ferrari, los Rosenthal, los Kafie, los Násser, los Rosenthal y los Goldstein.

Casi todas estas familias son de origen árabe palestino y de confesión cristiana, excepto los judíos Rosenthal y Goldstein. Y casi todas guardan algo en común: sus patriarcas eran hombres semianalfabetos que emigraron a Honduras a finales del XIX o principios del XX, instalaron pequeños comercios, prosperaron, enviaron a sus hijos y nietos a formarse en Estados Unidos, y ahora éstos copan las esferas más altas del poder.

No hay enemistad entre árabes y judíos. Los Rosenthal comparten con el resto las instalaciones del Club Árabe de San Pedro Sula, la ciudad más industrializada. Estudian en los mismos colegios, acuden a las mismas bodas y a los mismos entierros. A veces discrepan educadamente en cuestiones políticas. Pero en cuanto al golpe de Estado del 28 de junio, casi todas las grandes familias lo respaldaron.

El presidente depuesto, Manuel Zelaya, venía señalando desde 2007 a algunos de estos empresarios con nombres y apellidos, y culpándoles del atraso de Honduras. Aún hoy, Zelaya se muestra convencido de que fueron los grandes grupos empresariales, y no el presidente de hecho Roberto Micheletti ni los militares, quienes impulsaron el golpe.

“De las grandes familias, sólo los Rosenthal --dueños del diario Tiempo, y una de las más poderosas-- mantuvieron una posición más crítica al golpe, pero sin un compromiso a favor de Zelaya que fuera decisivo. A diferencia de los palestinos, los Rosenthal han participado abiertamente en política. Yani Rosenthal fue ministro de la Presidencia en el gobierno de Zelaya, el ministerio más importante, hasta que Zelaya empezó, en 2007 a asociarse con Hugo Chávez, y entonces Rosenthal se salió del Gobierno”, indica el analista Manuel Torres Calderón.


El factor Chávez

“Yo me salí del Gobierno simplemente porque quería postularme como candidato presidencial por el Partido Liberal”, explica el propio Yani Rosenthal. “Y no creo que sean sólo unas diez familias que acaparen tanto poder. Son más, no sabría decir cuántas. Es cierto que aunque la propiedad de los medios de comunicación cada vez está en manos de más gente, aún hay mucha concentración. Los tres principales canales de televisión pertenecen a una misma persona. Mel Zelaya se enfrentó a los propietarios de los medios, y sólo tuvo el apoyo de nosotros los Rosenthal. Pero el enfrentamiento no vino por Chávez, sino por el salario mínimo. Mel lo aumentó en un 66%. Pasó de 174 a 289 dólares. Yo le dije que eso era demasiado. Pero él siguió adelante. Abrió una guerra con los medios. Y después vino Chávez a Honduras en el primer semestre de este año, y pronunció dos discursos incendiarios, hablando de la oligarquía y de los pitiyanquis. Y entonces más empresarios se volvieron contra Zelaya. Y Mel los atacaba desde la televisión estatal y desde un diario que fundó”.

La independencia de los periodistas parece un concepto demasiado lejano en Honduras. En la primera conferencia de prensa que ofreció el martes el presidente electo, Porfirio Pepe Lobo, se podían oír los aplausos y bravos de varios reporteros hondureños. Otros periodistas llevaban aún el jueves chalecos con frases impresas en la espalda llamando al voto.

“Todos los propietarios mezclan una gran variedad de negocios (bancos, aseguradoras, exportadoras, procesadoras, empresas de telefonía y cable, transmisión de datos inalámbricos, gaseosas, comercializadoras de agua, etc.) Ése es uno de los principales problemas que afectan la calidad de la libertad de expresión en Honduras, porque los medios se convierten en punta de lanza de los otros negocios, muchos de los cuales tienen como cliente al Estado o requieren del favoritismo del Estado para ser altamente lucrativos”, explica el analista Manuel Torres Calderón, en el libro Poderes fácticos y sistema político, redactado por cinco autores.

Empresarios-partidos, vieja fórmula

Yani Rosenthal cree que la contribución de los empresarios a los partidos políticos es algo frecuente en la mayoría de los países. “Sí que es verdad que aquí a lo mejor se hace de una forma demasiado evidente”, razona.

“Nos hemos llevado seis meses de campaña para estas elecciones del 29 de noviembre”, explica el economista Raudales. “Eso es demasiado para un país tan pobre como Honduras. A cada partido le pudo haber costado unos 20 ó 25 millones de dólares su campaña. Eso lo pagan los empresarios. Y es lo menos malo que puede pasar, porque si no lo harán los narcotraficantes. Después los empresarios se cobran su peaje y deciden quién debe ocupar ciertos cargos en los ministerios más importantes. Pero si ha habido algo bueno tras los sucesos del 28 de junio es que la gente ha adquirido mayor conciencia social”.

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